Ruta en coche desde Tilcara a Cerro de los 14 Colores en Humahuaca.
Huacalera, Uquía, Humahuaca. Información de cómo llegar en coche hasta el Cerro de los 14 Colores.
Día muy especial tanto por los lugares visitados, como por lo que se quedó en una simple anécdota, cuando rompimos el tubo de escape de nuestro vehículo en plena bajada desde la Serranía del Hornacal en dirección a la población de Humahuaca.
Este hecho nos hizo pasar algunos momentos de incertidumbre porque tuvimos que detenernos, esperar que pasasen otros coches, que parase alguno de ellos y que una vez detenido tuviera los medios necesarios para hacer algún tipo de apaño que nos permitiera llegar hasta Humahuaca, donde intentaríamos buscar un taller que nos reparase la este pequeño pero incómodo desaguisado mecánico.
Como digo, a 17 kilómetros de Humahuaca se nos soltó el tubo de escape en pleno descenso por la Ruta Provincial 73, de ripio y en regular estado por la que se puede avanzar como máximo a 40 km/hora en las partes de llano y mucho más despacio en los tramos empinados. Y en una zona sin cobertura para telefonía móvil.
Empecé a sentir un ruido motor muy fuerte, al tiempo que un todo terreno que ascendía nos hizo señales. Paramos y nos indicó que llevábamos suelto el tubo de escape, golpeando con el suelo y partido. Este señor que nos avisó no tenía medios para poder ayudarnos y nos dijo que el taller más cercano estaba en Humahuaca.
Allí estuvimos parados hasta que volvió a pasar un nuevo vehículo, ocupado en esta ocasión una pareja de Rosario. Se detuvieron y nos intentaron ayudar, pero tampoco tenían medios, como una cuerda para al menos intentar sujetar el tubo de escape. Lo más lógico, es que si no lo sujetábamos, lo perderíamos del todo por aquel sinuoso y bacheado camino de vuelta. Les dijimos que avanzaran para ver el cerro de los 14 Colores, que ya esperaríamos a otro vehículo, pero ellos de forma muy amable se negaron a hacerlo.
Al rato, pasó otro todo terreno, que paró y nos dejo un trozo de cable con el que conseguimos sujetar el tubo de escape, asegurando que al menos podríamos llegar con el mismo enterito hasta Humahuaca. Hábilmente María José se deslizó entre el polvoriento suelo y el chasis del coche para conseguir sujetar el partido tubo de escape.
Nos despedimos de aquella tan amable pareja rosarina, a la que desde aquí quiero mandar el más afectuoso de los saludos. Y tuvimos que descender con mucho cuidado y precaución, consultando, una vez tuvimos cobertura para llamar desde el móvil – celular al personal de nuestro Hotel de Tilcara, sobre algún tipo de taller al que pudiéramos dirigirnos. Nos dijeron que en Tilcara no había talleres, dándonos la dirección de un taller en Humahuaca.
Hasta allí nos fuimos, pero era sábado tarde y el taller se encontraba cerrado a cal y canto. Antes de entrar en la calle en la que se encontraba el taller indicado, habíamos divisado desde lejos, algo que aparentaba ser otro taller y hasta allá que nos dirigimos. Nuestra idea era la de evitar tener que llamar al servicio de asistencia del vehículo, porque estando semi aislados, pensamos que tardarían bastante en darnos una solución
La zona no inspiraba demasiada confianza, ya que por allí deambulaban algunos lugareños con claros y extremos síntomas de intoxicación , sin que pudiéramos asegurar que tipo de sustancia o sustancias psicotrópicas colaboraron con aquellos tipos para dejarlos en aquel estado de media consciencia, como mucho.
Con la precaución debida, María José con su dulce acento mendocino se dirigió a un par de jóvenes que estaban dentro del local, que semejaba ser taller mecánico. La idea era que yo no mostrase mi acento de «gallego» para evitar que pudiesen abusar de nosotros con motivo de la reparación del vehículo.
Les explicó nuestra situación, pidiendo si podían ver la avería y darnos una estimación de tiempo y precio para arreglar el dañado tubo de escape. Les advirtió que si el precio que nos ofrecieran resultase muy elevado, no tendríamos más remedio que llamar al servicio de asistencia del seguro, para la resolución del entuerto, perdiendo al tiempo los chicos la posibilidad de ganarse unos pesos.
Con cara de asustado, uno de los chicos se dirigió al interior del taller para hacer una consulta, y con los mismos ojos asustadizos salió para darnos un precio que nos pareció mas que razonable.
Nos dijeron que más o menos, tardarían una hora en reparar el tubo de escape, pero también para advertirnos que ellos no podrían darnos una factura, porque entendieron que necesitaríamos una para luego presentar al seguro. Nos dimos cuenta enseguida de la clandestinidad del taller. Aceptamos y metimos el coche en el «taller», decidiendo entrar dentro mientras que lo reparaban.
Al lado del mismo había una especie de cantina a la que se dejaban caer aquellos grupos de paisanos intoxicados, que parecían figurantes de la serie Walking Dead. Sea por el intenso sol, por el polvo que se respira en el ambiente o por otros motivos que desconozco, los lugareños van muy abrigados y cubiertos, a pesar de las altas temperaturas.
Tardaron un rato largo en sellar, soldar y sujetar el tubo de escape. Lo suficiente para que aguantase hasta dos días después, momento en el que devolveríamos el vehículo a la casa de alquiler. Dejando de lado esta anécdota, que no tiene el más mínimo interés turístico o si, quién sabe, paso a dejar plasmado el recorrido del día en el que visitamos algunos de los lugares más importantes de la Quebrada Humahuaca.
138 Km
Tilcara
Huacalera (17 km)
Uquía (16 km)
Humahuaca (12 km)
Cerro de los 14 Colores (20 km)
Humahuaca (20 km)
Tilcara (45 km)
TILCARA
Tilcara es una de las poblaciones más grandes de la Quebrada y aún con este dato solo tiene 4500 habitantes, aunque cuenta con una buena infraestructura de hoteles, pensiones, restaurantes, que le convierten en un buen lugar para ser fijado como base de operaciones desde donde visitar la Quebrada y sus principales lugares de interés.
La población de Tilcara la visitamos tanto en la mañana como en las noches antes de cenar. Iglesia de estilo colonial, varios museos, casas coloniales constituyen los atractivos de esta población. En las fechas en las que nosotros estuvimos se encontraban en obras buena parte de sus calles.
Por las noches tuvimos la suerte de ver y escuchar varias bandas de SIKURIS, que procesionan y tocan música en la calle, creando un gran alboroto con sus tambores y sikus.








PUCARÁ DE TILCARA
Con independencia de los atractivos del casco urbano de la población de Tilcara, uno de los lugares imprescindibles para ser visitado es su reconocido Pucará, palabra de origen quechua que significa lugar fortificado. Ubicado a 2500 metros sobre el nivel del mar, sobre una colina elevada en la confluencia de los Rios Grande y Guasamayo.
Está relativamente cerca del centro del pueblo de Tilcara, como a unos dos kilómetros, que nosotros decidimos hacer en coche, porque después continuaríamos nuestra ruta para llegar hasta la población de Humahuaca.
En el trayecto por camino de tierra, el colorido de las montañas se hace se hace evidente, por lo que hay que hacer algunas paradas para cumplir con el rito de las obligadas fotos.






Hay que pagar para entrar en el recinto del Pucará, en el que se observan importantes restos arqueológicos, algunos rehabilitaciones de este asentamiento humano que tiene una antigüedad de 1000 años, con sesenta construcciones recuperadas sobre las otras casi mil que conformaron la ciudad en tiempos pretéritos.
La ciudad arqueológica está dividida en tres barrios, el de la Entrada, el de la Iglesia y el Barrio Alto del Monumento.
En la subida hasta la parte alta del Pucará, encontramos algunos animales que conforman la fauna local, impresionantes cardones y espectaculares paisajes.








En la parte más alta se encuentra edificado un Monumento con forma de pirámide, construido en el año 1935 como homenaje a los descubridores del yacimiento arqueológico del Pucará, los arqueólogos Ambrosetti, Debenedetti y Boman.
En el entorno del Monumento hay bastantes viviendas y edificaciones reconstruidas. Las vistas que se tienen de las montañas y valles circundantes son únicas.









Bajamos en dirección a la salida del Pucará, por un interior camino que discurre por el barrio de la Iglesia, llamado así porque en el mismo se descubrió un centro ceremonial donde los indios autóctonos realizaban sus ofrendas al sol y la luna,
En esta bajada encontramos bellísimos cardones y otras edificaciones en las que se utilizó piedra para su construcción además de adobe y madera obtenida de estos cactus gigantes.







Una vez terminamos con el recorrido por el Pucará, nos montanos al coche para tratar de llegar hasta la población de Humahuaca, pasando antes por Huacalera y Uquía.
HUACALERA
Huacalera está a solo 17 kilómetros de Tilcara en dirección Humahuaca. Se trata de una población sumamente pequeña, con solo 750 habitantes. En esta población hay algunos edificios históricos con un cierto interés como son son su Iglesia colonial del siglo XVII, su escuela del año 1825, un molino colonial restaurado y la Posta de Huacalera, además de un par de yacimientos arqueológicos.
Además Huacalera es atravesado por el Trópico de Capricornio, estando señalado al lado de la carretera por medio de un monolito.







HUMAHUACA
Humahuaca es una población de mayor tamaño que las anteriores, con casi 8000 habitantes. Es la cabecera del departamento del mismo nombre y que también da nombre a la famosa Quebrada.
Se trata de un hermosos pueblo de angostas calles, empedradas y con numerosas casas de estilo colonial construidas en adobe. Sus edificaciones principales son el Cabildo, la Iglesia y el Monumento de la Independencia. Cuando nosotros llegamos estaba muy animado con numerosos puestos de venta de artesanía, turistas y lugareños.















¿CÓMO LLEGAR AL CERRO DE LOS 14 COLORES? (HAZ CLICK)
Desde Humahuaca, es imprescindible buscar la manera de llegar al Cerro de los 14 Colores en la Serranía del Hornacal.
Este punto geográfico fue lo más hermoso que vimos en todo el viaje por el norte argentino, llegando a emocionarnos su contemplación. Esta como a 25 kilómetros de la población de Humahuaca, debiendo utilizarse para llegar un vehículo propio, alquilado o por medio de alguna empresa de turismo local que nos lleve hasta los miradores de la sierra del Hornacal.
Hay que hacer el trayecto con paciencia y suficiente calma, porque el camino que lleva hasta allí es de tierra, bacheado, sinuoso y empinado, obligando a hacerlo a velocidad reducida. Estos pequeños peros e inconvenientes, quedan suficientemente salvados y olvidados, cuando se llega a los miradores de este imponente, mágico y extraordinario lugar cincelado, pintado por la sabia naturaleza.
El trayecto hasta el mirador es espectacular y nosotros lo hicimos con música de folclore argentino que se reproducía en el equipo de música del Dacia Duster, en concreto una canción que se llama «El Escondido» que viene a decir en su estribillo, «Salí Lucero Salí, salí que te quiero ver».






En la subida el Cerro de los 14 Colores no se deja ver, aunque se adivina, pero parece escondido, tal y como decía una parte de la letra de El Escondido. El cambio de letra fue sencillo en nuestra personal adaptación «Sali Cerro (en vez de Lucero) salí, salí que te quiero ver».
Contábamos ya con todos los ingredientes para que viviéramos los segundos de forma emocionante en todo momento, en la subida, en la llegada al cerro. Antes de llegar a los mirador se debe pasar por taquilla. Hay un puesto de control en el que un curioso personaje nos cobró la entrada, tomo los datos de la matricula de nuestro coche y nos informó que aquellas tierras fueron propiedad de un antepasado suyo. Muy peculiar el tipo.
Paisajes de película y la mejor banda sonora que hubiéramos podido imaginar nos acompañaron y ayudaron a que el momento que vivimos fuera mágico. Sin exagerar un ápice, nos costó articular palabra cuando llegamos al Cerro que impacta de tal modo que perder el aliento es lo menos que puede ocurrirle al viajero que tiene la suerte de llegar y divisar el Cerro de los 14 colores.
Además de estos dos vídeos, las fotos e imágenes que incorporo al blog hablan por si mismas, aunque como siempre digo creo que no reflejan de forma totalmente real la dimensión y belleza del entorno.













En el camino de vuelta hacia Humahuaca sufrimos el ya comentado percance con el tubo de escape, y a pesar de este ligero inconveniente seguimos disfrutando de paisajes de postal y algunos de los animales que conforman la fauna local.





Desde Humahuaca se puede hacer una excursión a la pequeña población de Iruya, de nuevo en la provincia de Salta, que según cuentan merece la pena visitar.. Se encuentra a 73 kilómetros por difícil carretera. Teníamos pensado haber llegado pero esos 73 kilómetros por aquellos caminos se convierten en casi dos horas de ida y otras dos de vuelta.
Si ya es difícil hacer este recorrido después de dedicar el día a visitar Humahuaca y el cerro de los 14 Colores, el percance acaecido hizo más imposible si cabe la hipotética visita a la población de Iruya.
Dejo unas fotos obtenidas de la web, que plasman la belleza de este lugar, al que nos hubiera gustado poder llegar.




Al final de la tarde noche llegamos a Tilcara en la que nos dimos un paseo, tomamos una cerveza para culminar cenando de nuevo en la Peña de Carlitos. Magnífico remate del día con buenas viandas y el mejor folclore local.