Ruta en coche desde Cafayate
Cafayate y Quebrada las Conchas.
Este segundo día de viaje fue magnífico, dedicado casi de forma exclusiva a recorrer el la espectacular reserva natural conocida como Quebrada de las Conchas o Quebrada de Cafayate.
A primera hora de la mañana tuvimos que acudir al centro de salud de Cafayate porque María José amaneció con el ojo en pésimas condiciones. Traíamos algunas gotas y colirios de Mendoza, pero nos preocupó bastante el estado tan lastimoso que presentaba, así como las fuertes molestias que le ocasionaba a la enferma ocular. Después de un rato de espera y pasar el trámite de urgencias, nos atendió una oftalmóloga que determinó que estaba en pleno proceso de conjuntivitis vírica y que había de tener paciencia. En todo caso nos recetaron unas nuevas gotas para intentar paliar en la medida de lo posible los intensos dolores y molestias.
Una vez terminamos con el periplo hospitalario dedicamos las primeras horas de turisteo en la mañana para hacer un recorrido por la población de Cafayate.
167 km Ida y Vuelta
Cafayate
Quebrada las Conchas
Alemania
Cafayate
CAFAYATE
Esta pintoresca localidad de 14800 habitantes, fue fundada en 1840 por Fernando de Aramburu, en cumplimiento de la voluntad de su madre, Josefa Antonia Frías de Aramburu, viuda de Don Ignacio Aramburu, alcalde de Salta en 1768 Y terrateniente de los Valles Calchaquíes. Donó a la Virgen del Rosario, el terreno de su propiedad denominado Cafayate, para la fundación de un pueblo, con su iglesia y casa para sus curas, si bien durante muchos años antes ya había sido habitada por indígenas.
Ubicada en el centro de los Valles Calchaquíes, al pie del Cerro San Isidro (ubicado al oeste con 2700 metros sobre el nivel del mar), cercana a la confluencia de los Ríos Santa María y Calchaquí y rodeada por viñedos, que por su microclima especial y altura, es ideal para la elaboración del vino torrontés, variedad única en el mundo.
El lugar, tiene un estilo entre colonial y barroco de fines del siglo XIX. El significado de “Cafayate”, tiene varias acepciones, una de ellas significa, en lengua calchaquí, “pueblo que lo tiene todo”.
En el mes de Febrero, se celebra la Serenata a Cafayate, uno de los festivales de folclore más importantes de todo el noroeste argentino. No es una población muy grande y un tranquilo recorrido por sus calles se hace forma rápida. Comenzamos por la Plaza 20 de Febrero en el que se encuentra ubicada la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, construida en 1885.



Posteriormente paseamos sin un rumbo predeterminado por las calles adyacentes a esta plaza Nuestra Señora en las que pudimos disfrutar de la arquitectura barroco colonial típica del norte argentino.








Cuenta también con un Museo del Vino que nosotros decidimos no visitar, pero si nos pasamos por el recinto en que durante el mes de febrero se celebra la Serenata de Cafayate que como ya os he contado es uno de los festivales de folclore más importantes del noroeste argentino. En sus proximidades pudimos disfrutar con algunas pinturas de paredes y fachadas, algunas de ellas geniales.






QUEBRADA LAS CONCHAS
Una vez culminamos el recorrido por esta bella población nos pusimos en ruta para hacer un recorrido de ida y vuelta por la espectacular Quebrada de las Conchas situada a unos 50 km de Cafayate.
Considerada reserva natural, es una formación geológica absolutamente sorprendente con formaciones rocosas de color rojizo muy sorprendentes, entre las que discurre el Río las Conchas y la ruta 68 que une la capital Salta, con la ciudad de Cafayate.

En el trayecto, los ojos de asombro se mantuvieron de forma continua, ante los maravillosos paisajes con los que nos topamos.
Siguiendo el curso de la carretera y perfectamente señalizados se encuentran algunas formaciones geológicas destacadas en las que se debe hacer la oportuna parada, sin olvidar que todo el trayecto en si mismo deslumbra por su evidente belleza.
El primer punto en el que nos paramos fue el paraje de Los Colorados. Paramos el coche y nos adentramos caminando unos metros hacia el interior abandonando la carretera , pudiendo disfrutar de un paisaje emocionante.








La siguiente formación rocosa destacada es el paraje llamado Los Castillos en los que el río se abre en una llanura rodeada de grandes formaciones geológicas de color rojo intenso, dicen que con forma de castillos algunas de ellas. En este paraje pasamos un buen rato, bien merecido debido a la extraordinaria belleza del entorno.









En este punto del viaje estuvimos a punto de ver un grave accidente de tráfico, e incluso haber sido protagonistas desgraciados de este desagradable percance.
Aparcamos el coche y decidimos caminar por el lateral de la ruta 68 disfrutando del paisaje, con la intención de llegar a un mirador que estaba unos 300 metros por delante del lugar donde dejamos estacionado el coche. Pasamos al lado de una furgoneta que llevaba a un grupo de turistas y que también habían decidido parar en el mismo lugar para echar un vistazo al paisaje circundante.
La cuestión es que estando ya en la zona de mirador, situada al margen de la carretera, y habiendo partido casi al tiempo la furgoneta cargada de turistas, no habiendo pasado más de un minuto o dos, un coche todoterreno tomó a una gran velocidad la curva que daba entrada al lugar por donde acabábamos de pasar, lugar donde estaba estacionada la furgoneta con el nutrido grupo de turistas. Pues bien, el todo terreno se desestabilizó, dio varios trompos, levantó una polvareda impresionante y estuvo a centímetros de caer por el precipicio. El conductor se tuvo que bajar del coche para dar gracias por estar vivo y con un buen susto en sus huesos
Unos minutos antes, y este vehículo nos habría arrollado a nosotros y a la furgoneta cargada de gente.
Testigo de excepción fue una simpática cabra que se alimentaba de hierbajos en el lugar y que apunto estuvo de ser atropellada. Decidió con total tranquilidad tomar el camino contrario al que llevaba el todoterreno y que pudo acabar con el banquete de hierbas locales que se estaba pegando, una vez observo con sus inquietos ojos la polvareda, los frenazos, las idas y venidas del vehículo.

Los turistas y el pequeño precipicio por el que estuvo a punto de caer el todoterreno.


La pronunciada curva.


Y el yo me largo de aquí de la cabra.

Una vez pasado el susto y percance, decidimos continuar con el itinerario previsto, disfrutando durante el trayecto con perspectivas sorprendentes.

La siguiente parada fue en la formación rocosa llamada El Obelisco.


Un nuevo rato de conducción por vistosos parajes de rocas con los más variados colores, aunque con predominio del rojizo.








Paramos de nuevo para apreciar otra curiosa formación geológica llamada El Sapo, por su evidente parecido a este simpático anfibio.


Un poco más adelante llegamos a otro de los lugares destacados del recorrido, el llamado Anfiteatro, creado de forma natural por la erosión de antiguas cascadas de agua dulce que cincelaron estas divertidas y maravillosas formas.




Un ejemplo visual y sonoro de la magia que tiene este rincón.
Más adelante y siempre en dirección a la capital, Salta se llega de forma perfectamente señalizada a La Garganta del Diablo.


Continuamos la marcha hasta la minúscula población llamada Alemania, pueblo que tiene este nombre en honor de los trabajadores que de esta nacionalidad, que trabajaron en la construcción del ferrocarril y la búsqueda de oro, allá por la época de esplendor en el 1916-1920 de este hoy pueblo casi fantasma.



Conforme nos vamos aproximando a esta población, acercándonos por lo tanto a Ciudad de Salta, la vegetación se va haciendo más abundante concediéndose unos tonos más verdosos al entorno en el que incluso las piedras y rocas parecen también cambiar de tono.
Alemania, fue el punto más al norte de nuestra ruta diaria convirtiéndose también en el punto de partida del viaje de retorno a Cafayate.
Y cambiando el sentido de la marcha parece que se hace un nuevo recorrido , en el que todo parece nuevo e incluso desconocido ,descubriendo con asombro nuevos paisajes, rincones que nos dejaban boquiabiertos.




Las vistas se hacen especialmente atractivas en el mirador llamado de las Tres Cruces



El camino desde este punto ofrece nuevas panorámicas, nunca menos bellas que todo lo visto durante este maravilloso recorrido por la Quebrada.






Antes de volver a Cafayate nos desviamos, casi en las inmediaciones de ésta, para llegar hasta la población de San Pedro Yacochuya.
Algo habíamos leído al respecto de esta población en algún perdido folleto turístico, por lo que siguiendo ese instinto depredador turísticamente hablando que nos caracteriza, nos dejamos levar por un sinuoso y medio empinado camino de tierra para llegar hasta San Pedro. Lo cierto es que no encontramos ningún núcleo poblacional, más que varias casas desperdigas y alguna que otra bodega.
Eso sí de forma grandilocuente nos topamos con un cartel indicador que señalaba la dirección a tomar para llegar Yacochuya Norte y a Yacochuya Sur….. fueron casi los únicos indicios que encontramos de asentamiento humano??? en el sur encontramos una bodega y una aparente escuela, mientras que en el norte no encontramos apenas asentamientos humanos.

Las vistas que se disfrutan desde allí del valle son extraordinarias, así como los bellos caminos flanqueados por enormes cardones.


Para rematar el buen día del que habíamos disfrutado volvimos a Cafayate con la intención de dar un pequeño paseo por el pueblo al atardecer. Fue breve pero nos gustó al igual que en el paseo mañanero, con algunos nuevos interesantes rincones.
Eso si, antes del relax vino algún pequeño momento de tensión porque se fundió uno de los fusibles que dan soporte a la conexión del encendedor del Dacia Duster el el que podíamos conectar y cargar el GPS que nos acompañaba. Sin este medio técnico el viaje sería quizás algo más complicado, sobre todo a la hora de orientarnos en las ciudades más grandes a las que debíamos llegar en los días siguientes.
Dimos varias vueltas, recorriendo varios talleres que no pudieron atendernos, hasta que localizamos uno en el que dimos con el mecánico apropiado, localizó la incidencia, nos mandó a una tienda de recambios a comprar varios fusibles y nos hizo el cambio. Al principio se mostró un poco arisco para terminar de abrirse siendo muy amable y considerado con nosotros.




Nos relajamos en un terraza de uno de los muchos bares y restaurantes que hay en la plaza principal con dos artesanales cervezas, una negra llamada Me Echó La Burra de la población cercana de San Carlos y otra tostada de Tafi del Valle.

Culminamos cenando en otro restaurante de la Plaza, llamado La Carreta de Don Olegario
No estuvo nada mal la cena, con entrantes de empanadas, tamal de maiz. Platos principales de ensalada el caso de María José y un estupendo bife, con verduritas y queso por encima, muy hecho para el gusto español…..pero en todo caso como ocurre con la carne a la brasa argentina,muy sabrosa. Todo ello regado con un vino Malbec llamado Desvarío.

